Deportistas desaparecidos

Aniversario del Golpe Militar: Deportistas que no debemos olvidar

Poco se divulgó acerca de los deportistas desaparecidos en la última Dictadura Militar tras el golpe del 24 de marzo de 1976. Una investigación del periodista Gustavo Veiga demuestra que hay más de 220 deportistas desaparecidos, en su mayoría rugbiers de las ciudades de Rosario y de La Plata, con mucha carga estudiantil y de militancia.

A través de cuatro historias, recordamos y traemos la vida y la desaparición de deportistas que no podemos permitirnos olvidar.

La carrera de Miguel

Desde la salida a la luz en el año 1998 del caso del fondista desaparecido Miguel Sánchez comenzó a investigarse una pata hasta entonces poco escarbada del período en el que duró el último Golpe Cívico Militar en Argentina.

Un periodista italiano llamado Valerio Piccioni editó el libro “La corsa di Miguel”, en el que detalló la historia del atleta tucumano, desaparecido en la madrugada del 8 de enero de 1978, a tan solo una semana de correr su última carrera a fin del año anterior.

Sánchez nació en Tucumán, pero se radicó luego en La Plata donde jugo al fútbol en las inferiores de Gimnasia, hasta que por cuestiones de trabajo viró hacia el atletismo. En paralelo militaba en la Juventud Peronista y también escribía poemas.

Fue visto por última vez en «El Vesubio», centro clandestino de detención y torturas ubicado cerca de la Autopista Ricchieri. Tenía 25 años y nunca más se supo algo de él.

El periodista Piccioni, luego de escribir el libro, ideó una carrera por las calles de Roma a modo de homenaje en el año 2000, veintidós años exactamente después de su detención. El dato significativo fue que los corredores llevaron una imagen de su rostro en el frente de su remera, y las letras de su poema «Para vos atleta» atrás, que Sánchez había escrito en diciembre de 1977, y que fue publicado por la Gazeta de São Paulo.

Desde el año 2001 se corre en Buenos Aires la Carrera de Miguel, que luego se ramificó a diferentes lugares del país como Tucumán, Berazategui, Bariloche y Mar del Plata. En el año 2012, la calle que se dirige hacia el CeNARD, corazón del deporte argentino ubicado en el barrio porteño de Núñez, lleva su nombre para que nunca nos permitamos olvidar.

Por la derecha resplandece Adriana

Adriana Acosta era figura en el Hockey, capitana del Lomas Athletic, de la selección de Buenos Aires y participante también de la selección nacional juvenil. Apodada Lechu, era una gran jugadora que además, según palabras de sus compañeras, siempre se interesaba en intentar solucionar los problemas de los demás. Durante la dictadura que tomó el poder en 1976, mantuvo una militancia de oposición a la Dictadura Militar en el Partido Comunista Marxista Leninista.

En 1974 se radicó en la ciudad de La Plata para estudiar y Medicina, sumándose también a las filas del Partido Comunista. El comienzo de la Dictadura no le hizo bajar los brazos militantes, pero sí tuvo que trasladarse a Buenos Aires por razones de seguridad.

El 27 de mayo de 1978 Adriana fue secuestrada a sus 22 años por un grupo de tareas en una pizzería del barrio porteño de Villa Devoto. Lo que se supo de ella fue que la trasladaron al centro clandestino de detención conocido como El Banco, en Ezeiza, donde fue torturada y compartió cautiverio con María Elena Bugnone Cepeda de Bonafini, quien vivía con ella en La Plata.

El 6 de octubre de 2009 el gobierno argentino decidió llamar con el nombre de «Adriana Acosta» la cancha de hockey sintético instalada en el CeNARD. También hay una esquina en su memoria, inaugurada el año pasado en Lomas donde vivió de niña. El Puente Posible, una ONG lomense, le puso su nombre a la liga de hockey que organiza y en la que incluye a chicas de barrios humildes. Además, la canción de arenga del club Lomas la honra con dos versos muy especiales: “Por la derecha resplandece Adriana, que por ser buena y capaz es capitana…”.

El día de profesor de tenis

Daniel Schapira es el único tenista desaparecido. Estuvo entre los diez mejores jugadores del ranking nacional y compartió generación con Ricardo Cano (integrante del equipo finalista de la Copa Davis en 1981). También sufrió alguna vez a un jovencito Guillermo Vilas y luego se dedicó a la docencia.

En sus años de estudiante de derecho comenzó a militar en la JUP (Juventud Universitaria Peronista), por lo que fue perseguido desde el año 1976, llegando a recibir tres disparos en una oportunidad. Logró escapar, le rogaron que eligiera el camino del exilio, pero decidió quedarse.

El 7 de abril de 1977, a sus 26 años, un grupo de tareas lo secuestró en la intersección de las calles San Juan y Boedo. Ocho meses después nació su hijo, pero el “Tano”, como le decían, nunca supo que su esposa (desaparecida también un año después) estaba embarazada.

Hoy en día Schapira es recordado con una placa conmemorativa en el CeNARD y todos los 18 de octubre se celebra en el país el Día del Profesor de Tenis, recordando el día de su nacimiento.

Yo soy Juan

Alicia Elena Alfonsín tenía tan solo 16 años y la rompía toda jugando al básquet en el club Colegiales. Tenía gran técnica y un tiro de media distancia envidiable. Por ese entonces estaba embarazada de cinco meses, por lo que había suspendido la práctica deportiva.

Junto a su esposo Damián militaba en la agrupación Montoneros, donde recorría barrios carenciados de la ciudad de Buenos Aires, inculcando sus ideales y ayudando a quienes más lo necesitaban.

El 23 de noviembre de 1977 ambos fueron secuestrados cerca de su domicilio. En la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) dio a luz a Juan, a quien se lo quitaron dos semanas después para dárselo al policía Luis Falco.

A principios de 2004 su hijo fue el nieto recuperado número 77 y volvió a tener el nombre y apellido que le dieron sus padres: Juan Cabandié.

Dignidad de…

Como dato significativo, hay varios ajedrecistas en la triste lista de deportistas fallecidos, pero llama la atención el nombre de uno, federado en el club Estudiantes de la Plata, y conocido por todos por su trabajo como periodista y escritor. Ese nombre es nada menos que el de Rodolfo Walsh.

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