En plena cuarentena y preparando lo que será su show en la LAMC (Latin American Music Conference), charlamos con Enrique Campos, quien acaba de editar un nuevo single adelanto de su próximo disco. Sus miedos, frustraciones, desafíos ante lo que viene y una entrevista que lo muestra en su costado más íntimo.
«Perdí» es un canción grabada previa a la cuarentena pero que a partir de lo audiovisual toma otro concepto. ¿Cómo pudiste lograr ese resignificación?
Si, diría que tuvo dos resignificaciones. En primera instancia, la canción fue escrita como una canción de desamor medio clásica, y después, con el contexto de la pandemia, pudiendo grabar sólo un día antes de la cuarentena, tuvimos que armarla a la distancia con lo que logramos grabar esa única vez. Por lo que ahí ya la considero una canción un poco adaptada a las circunstancias.
Y después vino una resignificación ligada al encierro, y a lo que implica, por un lado esa pérdida de la libertad con todo lo que conlleva en el día a día de uno, y por el otro, la locura de verse en ese encierro cada uno en su propia casa, rodeado de uno mismo y de su propia historia. Eso fue lo que intentamos resaltar en el video. Esa convivencia forzada con uno mismo y sus demonios.
La nueva canción dispara cuestionamientos existenciales. ¿Qué se cuestiona Enrique Campos cada vez que compone?
Generalmente pienso y siento mucho alrededor de la soledad, del compartir, del compartirse, y de su naturaleza esquiva. Soy muy consciente de mis propios dolores, y tienen mucho que ver con algo existencial, muy relacionado a la pérdida, pero nada focalizado en personas o cosas concretas. Es más una sensación permanente de vacío, o de ausencia, y creo que eso está presente en todo lo que hago.
Tu primer disco tuvo muchas repercusiones y nominaciones a premios ¿Sentís que para el segundo la expectativa es alta? ¿Lo tomás como una presión o tratas de aislarte para componer?
Un poco sí. No tanto por lo que pueda pensar un otro, aunque eso también existe…, pero sobre todo por mí mismo. No quisiera tener una experiencia donde me frustre dar un paso hacia adelante y creer que perdí terreno por no estar a la altura de lo que hice antes. Creo de todas formas, que es inevitable… intento reasegurarme permantemente que no me va a volver a pasar lo mismo, que fue una de esas cosas raras de la vida, y que lo común es otra cosa. Pero de todas formas creo que la malcrianza que genera una buena bienvenida, opaca un poco lo que viene después.
Sos un artista difícil de rotular estilísticamente, ya que vas mutando composición a composición. ¿Significa una victoria para vos en tu carrera?
Mmm no, para nada. Es bastante complicado por momentos. Soy eso, así de repartido, pero como “el que mucho abarca, poco aprieta”, creo que me vendría mucho mejor poder focalizar en un cierto estilo, formato, o género. Pero no me sale, y como a la vez tengo la oportunidad de ponerlas a jugar y ver que sale, lo hago. Pero a nivel carrera, y vida también, me es más un problema que otra cosa.
¿Cómo fue el desafío de ser tu propio cámara en el video? ¿Te sentiste cómodo con esa posibilidad?
Si, todo bien! No me costó más que un par de birras y un buen delineador… El resto fue la mirada de Nacho, el director, al elegir y editar esas imágenes que yo iba filmando bajo su guía. No digo que me encantaría hacer miles de videos así, pero hacer uno no estuvo mal.
En la actualidad, ¿qué suena en la playlist de Enrique Campos?
No suena nada. Estoy como alienado en esta cuarentena. No estoy escuchando nada, ni leyendo nada, ni viendo buenas pelis, nada. Sé que debería decir que estoy aprovechando este momento para componer o lo que sea, pero no. Siento que este estado de encierro me llevó hacia un lugar interno muy primitivo y aislado, y que desde ahí no puedo conectar mucho con nada externo. Sólo cosas tontas y distractivas. Espero pronto salir a flote.