“Sentir la lágrima que cae desnudando el dolor, me envuelve en el silencio…”. Es el año 2004 y en algún pub de la ciudad la banda del ex baterista de Catupecu Machu daba inicio a sus conciertos, de la mano de Misantropía, su segundo trabajo discográfico. 15 años después, un 29 de Diciembre de 2019, Cuentos Borgeanos está arriba del escenario de La Tangente dando inicio a su show con «Puente«, esa misma canción que sonaba tiempo atrás.
Como si ya fuera un gran ritual de fin de año, los Borgeanos se paran nuevamente sobre un escenario para celebrar sus canciones. El tiempo pasa, la banda fue mutando (hoy se encuentran en formato quinteto), pero las canciones no pueden callar, y algunas tradiciones de sus shows se mantienen intactos como si fuera ayer.
Mientras transcurren las canciones, Abril Sosa hace participe constante a su público: dialoga, hace chistes, conoce a buena parte de las caras que lo están esperando debajo del escenario, y hasta se funde con el público para saltar junto a ellos. No hay barreras entre arriba y abajo del escenario, como si todo lo que ocurriera en los shows de Cuentos Borgeanos fuera una comunión constante.
La veintena de canciones se fueron sucediendo y «Frío», «Océano», «Animales» y «Chau!» fueron las elegidas para cerrar la noche y celebrar el inicio de un nuevo año que seguramente traiga mucho más CB en su porvenir. Porque aunque no estén continuamente tocando, Cuentos Borgeanos es de esas bandas que detienen el tiempo cuando pisan un escenario. Uno de esos instantes en los que vuelve el amor, y nunca se va.