Entre luces rojas y neblina, la silueta delgada de Chita aparece con delicadeza a contraluz haciendo que todo el club estalle de aplausos y vitoreos. Su presencia es eléctrica,y todos inmediatamente estamos hipnotizados por esa increíble voz.
Empieza a orbitar en un escenario prácticamente vacío, moviéndose con confianza mientras no despega sus ojos del público. Realmente, no hace falta algo más que ella y sus movimientos para mantener la atención del lugar. Nos da un recorrido por “Encanto” su última producción, mucho más cercana a géneros urbanos en comparación a sus primeras canciones.
Con una mezcla entre el R&B y el trap, Chita nos relata sus desencuentros amorosos y sentimientos más profundos para la fascinación de su audiencia. “No, no fue amor” canta melancólicamente mientras entra Ca7riel a acompañarla para la alegría de los presentes.
La movidita “Mentiras” hace que todos empecemos a bailar en el acto. Su sencilla linea de bateria junto a la dulce voz de Chita se contraponen con la fuerte letra de engaños y decepciones. El público se identifica rápidamente con los desvaríos de la cantante entre pasos de baile y cantos desafinados. La conexión es muy real.
“Nada más que hacer” también se convierte en uno de los momentos más fascinantes de la noche, en el que a pesar que Neo Pistea no se presentó en el escenario, Chita logró llevar la canción a la perfección. Hace suyo el lugar y no necesita nadie más para acompañarla.
Con un agradecimiento tímido y una risa genuina, Chita se despide de un Niceto Club completamente enamorado. Sin duda, un show repleto de armonías y encantos que se siente corto, pero a la vez satisfactorio.