En la noche más fría en lo que va del año en Buenos Aires, Fabi Cantilo se presentó en la Sala Siranush, ingresando al escenario con guantes y gorro de lana. Y no se los sacó hasta después del segundo o tercer tema.
El set acústico comenzó con Eiti Leda de Serú Girán, como para ir aclimatando al público que aparte de aplaudir y formar parte del show, se dedicaba también a cenar. Fabi estuvo tomando varias veces mate y alguna infusión caliente, para poder calentar al menos su garganta.
Acompañada por Marcelo Capasso en bajo y guitarra y la cordobesa Mariana Pellegrino en guitarras varias, Fabiana sonó ajustadisima, viajando a través del tiempo y los géneros musicales: algo de folclore con Juana Azurduy y Me voy quedando solo, en los que se puso a tocar el bombo. También sonaron los Beatles con Across the Universe.
Pasaba el show y Fabi iba cambiando su vestuario desde arriba del escenario. Habló mucho, realmente entre cada canción se ponía a conversar con el público y contaba todo tipo de historias, como la de su gata Luna, que precedía al tema homónimo dedicado a su fallecida mascota.
Para alegría de muchos/as sonaron Zona de Promesas, de Soda Stereo, la cual dedicó a Gustavo (Cerati), Un Pasaje hasta Ahí y Amor equivocado. Luego pasó a la etapa tanguera, poniéndose un funyi y animándose con Cambalache de Santos Discépolo , y Balada para un loco de Piazzolla. Al terminar este mini set, le hizo cantar al público Love of my Life a capella, los géneros y estilos iban y venían constantemente.
En la parte final cantó Nunca digas nunca, y a pesar de que le dicen que ya no la cante, siguió con La vida es más compleja de lo que parece de Jorge Drexler. Terminó la noche con Canción de Alicia en el país, nuevamente de Serú Girán. Se fue del escenario, y la gente no abandonaba la sala. Apareció para hacer un par de bises finales, y se despidió con Ya Fue.
Ahí nos dimos cuenta que debíamos tomar fuerzas nuevamente para afrontar la gélida noche porteña y regresar a casa hasta el próximo encuentro con Fabi.