El Festival Nuestro que en ediciones pasadas se plantaba desde el palo rockero y puramente argentino, y que dejaba a los músicos alternativos en un segundo plano, este año fue más Nuestro que nunca. Se caracterizó por su esencia ecléctica, pero con mucho más realce que en los años anteriores. Es el festival que logra juntar al ritmo más barrial como Las Pastillas del Abuelo, con el folklore electrónico de Pino Europeo, y con el funk-hip hop de Militantes del Climax. Mezcla ritmos y personas pero uniendo todo en el concepto del festival: lo nuestro, lo que nos llega, lo que nos moviliza y lo que nos reúne una vez más en el predio de Tecnópolis.
La edición 2019 nos trajo un line-up repleto de nombres convocantes y con un factor importante a resaltar, muchos de esos nombres eran femeninos. Además que se le dio el escenario y el “prime time” a bandas que antes hubiesen ocupado espacios secundarios.
Las temáticas que resonaron durante la tarde fueron la conciencia social, el empoderamiento femenino y la confluencia de diversos estilos; todos acompañados un poco de la tormenta que se avecinaba, que no fue un tema menor.
Aun con un cielo despejado y clima cálido el festival abrió sus puertas. Los pocos que asistieron desde temprano aprovecharon de las propuestas no solo musicales, sino de gastronomía y recreación. Hubo actividades artísticas como intervención del público en murales, una muestra fotográfica, estaciones de arte y proyecciones. El stand de peluquería y tattoos temporales fue muy concurrido. Mientras, otros disfrutaban del gran escenario al aire libre, sentados escuchando primero la música electro de Kaleema, y luego a Ainda Dúo que aportó al ambiente su folk-pop.
Avanzaba la tarde, la gente seguía llegando, y las nubes negras comenzaban a amenazar las presentaciones de los escenarios de exteriores. Haciendo frente a los nubarrones Militantes del Clímax le puso ritmo a la tarde e hizo que el público se parara a bailar sus temas más conocidos, Hit Hot, Godbless, El origen del gen, entre otros. Fue uno de los grandes momentos de la tarde, con una banda diez puntos, el rapero agradeció al público el ponerse de pie, lo toma como un gesto de cariño (y lo fue).
Y ya no nos van a poder callar
Las figuras internacionales pasaron por este escenario durante la tarde. Lo particular fue haberle dado un lugar casi exclusivo al cupo femenino en el espacio al aire libre. 16:30 se presentó Francisca Valenzuela, la exitosa cantante chilena que subió al escenario sus canciones de pop-jazz con letras sobre las mujeres y el amor. La siguió Monsieur Periné, oriundos de Colombia, también con letras sobre libertad “Y mi voz hambrienta no tiene miedo de cantar por siempre mi libertad”, trajeron un ritmo más tropical a la tarde y sacaron un par de sonrisas. Un público fiel y atento, mientras en el escenario de adentro convivía el sector más rockero.
Luego de las 20hs fue el momento de las figuras femeninas de renombre: Juana Molina, Nathy Peluso y Miss Bolivia. Las tres, potentes y exitosas, pisaron fuerte el escenario y juntaron un gran número de personas que recibían la noche y la primera etapa de la inminente tormenta, una llovizna que no molestaba pero que nos hizo pasar de la remera a una campera.
La sandunguera, una de las más convocantes, en un vestido blanco lleno de volados, puso a bailar a todos con su gran voz y gracia para interpretar desde salsa hasta hip-hop. Hizo un paso por sus hits como Corashe, La Sandunguera, Alabame, Hot Butter, y su último éxito, Natikillah.
Promoviendo, como en sus canciones, el amor propio y el empoderamiento se alzó voz a favor del aborto seguro legal y gratuito. Su público, en mayoría chicas adolescentes, (ella al referirse a su público siempre lo hace en femenino) aplauden la versatilidad de Nathy y agitan sus pañuelos verdes. “Gracias por brindarme algo tan especial como es ser escuchada”. Porque en parte es uno de los cambios que hubo en la música este último tiempo. Este espacio que ganaron los nombres de mujeres no se debe únicamente al talento innegable de estas voces. Tiene que ver con el valor que se da a lo que el artista intenta transmitir, al mensaje, a sus valores. Es una generación que elige escuchar no solo la música, sino también el discurso de cada artista.
También se vio reflejado en Miss Bolivia, figura totalmente comprometida con la causa tiñó el escenario de verde, cantó el himno Paren de matarnos y estrenó en vivo su última canción Se Quema.
Siguiendo el hilo feminista, en el escenario íntimo Eli Almic presentó sus canciones de rap que respondían a la consigna de las mujeres, y Srta Bimbo logró llenar con su ácido humor el sector que ocupaba este escenario. Fue la única que convocó tanta gente en el espacio que se encargaba de llenar los tiempos vacíos entre show y show del Escenario Afuera.
Fuerza, locura y libertad
A salvo de lluvia, en el microestadio, residía la gente que fue con remeras estampadas de sus bandas favoritas, se podía leer El Bordo, Ciro, Guasones, y por supuesto, LPDA. Temprano se presentaron Jeites y Cruzando el Charco. Francisco Charco llevó su carisma arriba del escenario e interpretó los más queridos por el público: Cambiando de color, Volver a nacer, Sobre la esquina, Terminales, El baile. Más tarde Estelares convocó a la multitud más adulta y brindó una lista de sus hits: Ella dijo, Solo por hoy, Es el amor, Aire, entre otros.
Por causa de la lluvia se reprogramó el show de la alianza Chango Spasiuk y Chancha Via, y se trasladó casi una hora después al Escenario Adentro. Se tuvieron que enfrentar a un campo y tribunas repletas de gente que esperaba ansiosa el comienzo de Las Pastillas del Abuelo, quienes en cambio recibieron un gran desconcierto al ver sobre el escenario violines y un acordeón combinados con sonidos electrónicos. Un estilo totalmente diferente pero que fue bien recibido. Sin embargo, la ansiedad de la gente aumentaba y aplaudían para que Piti Fernández suba al escenario. Si las chicas se encargaron de dar su mensaje, los hombres del rock también alzaron su voz pero en este caso contra el gobierno. El repertorio de las pastillas fue contundente: “Gobiernos pro-k-ces”, “Viles medios” con frases como “vayas donde vayas siempre habrá un clarísimo mensaje de monopolio informativo”. Siempre acompañado del infaltable MMLPQTP. Por su parte Francisco Charco hizo alusión al presidente en la canción “A mil”: “No soy tu país, Macri, ni vos mi presidente”. Los chicos de El Kuelgue siempre activos en cuestiones políticas y sociales, mostraron simpatías durante su show: “tenemos fórmula”.
El aire y el cielo y el agua
Con el día ya llegando a su fin y ahora con una llovizna sin pausa, el escenario íntimo se vistió de fiesta con Villa Diamante y Dakillah. En un ambiente de finalización de fiesta, con gente que salía del Escenario Adentro con sus banderas después de disfrutar de canciones como Absolutismos, Qué es dios y Rompecabezas de amor, vagando por el predio y tal vez a la expectativa de escuchar algo nuevo, desconocido. Y otra masa de gente a la espera de una de las bandas favoritas en el Escenario Afuera. Acá es cuando se da el punto final del festival y se junta toda la gente que quedaba por ser el último y no tener otros shows en simultáneo: El Kuelgue se puso al hombro a los que quedaban de las 15 mil personas que acudieron al festival y despidió la noche bailando al ritmo de sus temas más conocidos: Bossa & People, Circunvalación, En Avenidas. Tocaron de lo último: Planeta Numir y Jimena, y aprovecharon para anunciar que estar trabajando en la segunda parte de Fierrín. Casi como un llamado al agua sonó la amada canción de todos, Parque Acuático, que unos temas más tarde desenlazaría el día en una lluvia torrencial y despidiéndose al ritmo de Góndola.
Fue un día para recordar que SÍ puede convivir y complementarse la música de Las Pastillas del Abuelo y El Kuelgue, que SÍ se puede alcanzar la paridad de género en las grillas de festivales, que la conciencia social está más presente que nunca en la música, y que la lluvia en recitales da desenlaces épicos.