Miranda! en Teatro Sala Opera: Los últimos románticos

La agrupación electropop recordó Es mentira y Sin restricciones pero también hizo lugar para canciones nuevas.

Los fanáticos se amontonan sobre la valla que los separa del escenario y las antenitas que llevan puestas en sus cabezas comienzan a tambalearse en un vaivén entre la calma y la emoción. Las sombras de los resortes se proyectan y se engrandecen en el telón rojo del teatro que resguarda tras sus murallas un secreto pop. Suena Bailarina y Miranda! nos toma de la mano para emprender un viaje en el tiempo hacia el cuarto de la casa de tu mejor amigo, una noche de viernes cualquiera mientras la tanda publicitaria de Locomotion antecede una nuevo episodio de Neon Genesis Evangelion. Muchas cosas han pasado desde entonces. Crecimiento, cambios en la formación y un cancionero de hits bestiales. Ale Sergi y Juliana Gattas visten completamente de blanco, algo así como una antítesis inmaculada de Matrix que se pierde entre el pelo verde valyrio de él y las plumas revoltosas en los hombros de ella. Sólo basta un intercambio de miradas y vuelan chispas. La complicidad entre ambos se extiende y se retrotrae formando un lazo con los músicos de la banda que los secundan y van presentando canciones como: Horóscopo, Romix y culminan el primer acto con Imán, la primer composición de Sergi. Bienvenidos al 2002.

Lo de Miranda! es puro teatro. Una puesta en escena que parece haber sido orquestada por el mismísimo Shakespeare. Sergi juega con el micrófono y lo pasa de una mano a la otra, a veces se muerde el labio inferior. Gattas por su parte, desliza la carta de la sensualidad exacerbada y se tironea la pollera con fuerza. Tu juego, El profe y Mentira se comienzan a suceder con osadía. Sus canciones hablan de amor y desamor, pero también hay muchos reproches y sobre todas las cosas sincronización. El dúo porteño le pone el cuerpo a sus letras y expresan sufrimiento en cada pausa que amaga ser un suspiro. Se mueven con comodidad por el escenario como si fueran dos planetas en órbita y le conceden a sus seguidores un intercambio genuino de besos en el aire. En Uno los dos, Miranda! habla de la fragilidad de los recuerdos cuando una relación se termina y de cómo dejar ir una canción cuando el otro ya no está.

Pero no todo lo que nace de la fusión de las voces de Sergi y Gattas es desdicha. Hay una gran cuota de diversión y picardía. La pista se descontrola, y se convierte en una pasarela con la llegada de Yo te diré, Traición y Don la triple mortal de Sin restricciones. La guitarra de Lolo a estas alturas más que una frase icónica es un patrimonio cultural y ellos parecen llevarlo bien. Un halo de dulzura envuelve los acordes de Perfecta y en Hola, un beat rabioso tan pegadizo como inolvidable recuerda la importancia de cantar desde el corazón. Una línea de bajo trae consigo Enamorada, la última canción de la noche y resulta ser una proeza en los primeros días de un nuevo amor. Un melodrama que encaja con facilidad en los tantos años de carrera de Miranda!, unos enamorados de la música. Los últimos románticos.

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