La euforia no cesaba, había pasado la trilogía «Mas o menos bien», «Chica rutera» y «Mi próximo movimiento», pero la banda no dejaba de tocar. Había una bala de plata, era «Prenderte fuego» y el final fue inmejorable. Un estadio en ebullición que arrancó los mejores pogos de mucho tiempo en nuestro rock.
Niceto Club cumplió 20 años y se jugó por una apuesta grande, su buque insignia llegaba a un estadio, algo que se venía postergando hace mucho (¿por negativa de espacios?) y con el agregado de que El Mató no tocaba en Caba desde febrero en el Konex. El lugar estaba puesto para que todo sea perfecto, comodidad, buenas instalaciones, un sonido como una banda de rock merece y canciones que estos músicos hacen cada vez mejores.
Hay estética pero solo hay telas en el escenario, hay conceptos pero la pantalla se prende en menos de 10 temas con imágenes muy básicas y hay rock y cariño con seis tipos que solo dicen gracias y tocan 30 temas, con un breve intermezzo que nos permitió tocar un poco de aire. Los platenses son un faro en nuestra escena, en el 2018 nos hacen vivir un concierto de principios de los 90, en el cual la música es lo preponderante y cada sonido brilla de manera nítida.
Morita de 107 Faunos fue la única privilegiada de subir formalmente a acompañarlos en una versión aniquiladora de «Terrorismo en la copa del mundo», aunque cada uno tuve la chance de sentirse con el corazón y la cabeza sobre el escenario, el que escribe lo hizo en «Amigo piedra», una de esos clásicos que nunca faltan.
Algunos de los que sonaron fueron «Sábado», El fuego que hemos construido», «Mundo extraño» y «El Tesoro», dos de las más ovacionadas demostrando que mucha gente se incorporó con «La Síntesis O´Konor, sin embargo festejan y agitan con gemas como «El baile de la colina» de «Violencia (2015). En algunas de estas tuvimos la chance de ver a Pantro Puto saltar, siendo una de las pocas muecas de expresión que viene desde el escenario.
El Mató a un policía motorizado no es de acá, llegaron desde otras tierras para recordarnos lo que era el rock sin estereotipos, sin barrabravas y sin pedantería. Solo la música siendo el principal actor, hasta los músicos mismos se corren dándole preponderancia a lo que surge de sus ejecuciones. Ésta quizás sea de una de las razones de su crecimiento internacional, el público que se acerca a sus conciertos y su manera de manejar la comunicación. Nos parece un «Mundo extraño», como el tema que compone su reconocido disco, pero quizás sea el decálogo que deban seguir nuestras nuevas generaciones.