Atropello es una de esas bandas que todos comentan que suenan bien, con una formación ya asentada y muchos proyectos para el año que comienza en 25 días, charlamos antes del cierre de año en Beatflow. El que se termina fue un año de transición con mucho foco en componer canciones para un disco que será la carta de presentación de la banda de Munro, la cual viene pateando la escena desde hace muchos años.
«Que pase algo» fue la primer muestra de lo que hoy propone Atropello. ¿Cómo se maneja la ansiedad en la composición y posterior grabación de nuevas canciones?
Yo soy ansioso por naturaleza, así que imagínate. Pero bueno, hay varias etapas, a veces te cebás y todo lo que tocás te parece que se puede volver una canción para esta nueva etapa de la banda, después se las mostrás a los pibes y capaz no gusta tanto, entonces después sentís que no se te ocurre nada y te agarra la desesperación… Pero por suerte somos varios los que armamos las canciones de Atropello, así que de esa interacción siempre surge algo que vuelve a despertar esa manija de tener canciones en una compu y de querer ir a meterte en un estudio a grabar como loco. Creo que nos vamos poniendo un poco más exigentes con nosotros mismos, pero es una exigencia genuina por querer que lo que lancemos nos guste y nos deje orgullosos de lo que logramos.
Todo el que los conoce habla bien del sonido y de la propuesta de ustedes. ¿A que atribuyen estos elogios de colegas y público en general?
Fundamentalmente mucho ensayo. Mucha repetición, hasta que quede en los dedos y en la manos una memoria muscular que haga que por más que surja algún improvisto en el vivo no se refleje en lo que escucha el público. Por otro lado tenemos un gran sonidista que nos hace las cosas muy fáciles y en quien confiamos plenamente, Federico Nill. También es cierto que el sonido en vivo hoy es mucho más fiel que antes, a su vez que las bandas en general están más preocupadas por sonar mejor. Eso inevitablemente eleva la vara, es una suerte de «predicar con el ejemplo», y a las bandas que vienen detrás no les queda otra que esforzarse para sonar cada vez mejor. Menos reviente y más profesionalismo. Hay muchas bandas que realmente es impresionante lo bien que tocan, es un placer escucharlas… después vas al ensayo de tu banda con eso en la cabeza y queres emularlo, no hay vuelta.
El 2018 fue un año que los tuvo más tranquilos en materia de shows. ¿Esto hace aún más especial el concierto del sábado 8?
Dosificamos un poco las tocadas, sobre todo en CABA, porque veíamos que estaba difícil la cuestión para los eventos artísticos en general. Así que estamos con muchas ganas de salir a tocar. No sé si hace más especial el show del sábado porque toquemos mucho o poco, a la hora de salir al vivo te pones re manija igual.
Beatflow es un lugar en el que hicieron base en los últimos años. ¿Por qué lo siguen eligiendo? ¿Cómo apareció la idea de unir fuerzas con «Sevelhumano» y «Noumeno»?
Nos sentimos cómodos en Beatflow, suena bien, está bien ubicado, y se volvió parte del circuito de escenarios en los que hay que tocar en CABA. Así que allí será donde compartiremos la noche con estas dos bandas. Con la gente de Noúmeno nos encontró la búsqueda conjunta de encontrar una fecha de fin de año, va a ser la primer a vez que compartimos fecha con ellos. Con Sevelhumano nos conocemos hace un tiempo ya, así de casualidad compartimos fecha una vez en Pilar en Alquimia, pegamos buena onda, al tiempo nos invitaron a tocar en Luján, también nos compartieron la presentación de su disco en CABA… ¡no podíamos menos que invitarlos a que abran esta noche!
¿Que les quedó pendiente en este año que se cierra? ¿Cuáles son los objetivos de cara a 2019?
Nos quedamos con ganas de girar un poco más, y con muchas ganas de mostrar nuevo material. Así que esos serán los dos objetivos principales del 2019.