Una chica abre camino y se escabulle entre la gente. Lleva una campera de jean negro y en su espalda nace un arcoíris con una inscripción que dice Los Ángeles. Son casi las 9 de la noche, el enchastre que dejó la lluvia en Avenida Libertador y Louta en el escenario parece haber cesado. El dibujo en la campera de la chica es una suerte de presagio, y trae consigo las playas y palmeras de la costa oeste americana y los proyecta sobre el escenario del Estadio Obras en el que se presentan Foster The People y su club de los corazones sagrados. Loyal Like Sid & Nancy, una canción sobre los alcances de una relación destructiva y los efectos nocivos de la lealtad, abre la noche y guarda bajo su ala a los fanáticos que se dejan llevar por la rabia de su letra y la liviandad de su estribillo.
Mark Foster es un dandy. Viste una campera de cuero y luce el pelo engominado como si le hubiese robado el papel protagónico a James Dean en Rebel Without A Cause. El crepitar de la batería de Mark Pontius marca el paso, y la banda trae a la pista A Beginner’s Guide To Destroying The Moon y Houdini. Foster recorre el escenario y contagia rápidamente sus ganas de bailar con una ambigüedad que se mueve entre Smooth Criminal de Michael Jackson y True Blue de Madonna. Lo mejor de los dos mundos. En Call It What You Want, Foster canta con desdén y mantiene la compostura de un caballero en una canción que habla sobres los prejuicios y las etiquetas en la industria de la música.
La noche continúa con la nostálgica y hermosa Coming Of Age, que se siente como una brisa californiana en un día de verano. Pay The Man, Waste y Miss You dan lugar al Foster The People más optimista con canciones que prometen ver el sol salir una vez más antes que todo desaparezca. Un chico entre la multitud no puede contener la emoción al escuchar los primeros acordes de Broken Jaw, una canción inédita de su primer álbum, y la recibe como un regalo mientras canta por lo bajo palabra por palabra hasta que esta termina.
The Truth, Don’t Stop (Colors On The Wall) y hasta un cover de The Ramones anteceden el encore que llega con Pumped Up Kicks, una canción oscura y violenta digna de Elephant de Gus Van Sant. Antes de despedirse, Foster dice que en estos tiempos difíciles para el mundo tenemos que acompañarnos los unos a los otros porque somos hermanos bajo el mismo cielo. Porque como dice Sit Next To Me, la última del setlist, no todo está perdido. Y si lo está, es mejor tener a los que queremos cerca.