Louta en Teatro Sala Opera
El artista porteño se morfó el Teatro Sala Ópera y adelantó canciones de su esperado segundo disco.
Louta aparece como un campeón. Lleva los brazos en alto y los puños cerrados, como si estuviera recorriendo un ring. Lo segundan sus bailarines, chico y chica. Ellos lo siguen de cerca, lo imitan y lo empoderan. Louta va y viene a cara de perro. Una sensación de gloria se le escapa en el ceño fruncido.
En Uacho, la primera canción de la noche, le pide a los presentes que lo miren a los ojos. Muchos lo hacen, y le extienden sus manos como si quisieran salir de una pileta y subir al escenario. Chico y chica se desarman en la elasticidad de sus cuerpos y parten troncos con un hacha invisible. Louta sigue en la suya, y se sienta en el sillón con una seriedad de postal…
En Que bien que estoy se arma una guerra de almohadas y empiezan a volar plumas. Ésta es una canción que todos conocen y se lo hacen saber completando el estribillo cuando él lo pide. Un redoblante que suena como un estruendo, da lugar a Sigo sin entenderte una canción que habla sobre los enojos y los desencuentros amorosos. Louta saca su lado más caprichoso y se convierte por un momento en ese niño terrible que volvía locas a las maestras en el colegio.
Daft Punk se camufla en el inicio de Rap, y Louta cuán Napoleón planta bandera. Eleva la rodilla sobre un cubo que hace de banquito y predica su palabra. En sus manos tiene un libro abierto que lee con los ojos cerrados, mientras le recrimina a una chica que por su culpa casi lo come un oso.
En Somos tan intensos chico y chica se aferran a él, y descansan en sus hombros para luego apartarse y condensar la energía como si estuvieran a punto de lanzar un kame hame ha. Porque son cosas que un show de Louta pueden pasar. Eso, chombas doradas de señor, un valle de flores de plástico y el hombre cabeza de bola de disco. Siguen Ponételo bien y Félix y entre canción y canción, batea el aire con el micrófono o le pregunta a las chicas cuál es su sabor de helado favorito. Tras un balanceo frenético en que chico y chica lo tironean cae rendido en el sillón y se reconstruye en Alto uach, el Louta más vulnerable que habla sobre las promesas del amor y la incondicionalidad.
Hacia el final aparecen Un lugar adentro, Ayer te vi y Cuadradito de prensado, ésta última una de las más celebradas por su coqueteo con la cumbia. Tiene sentido que durante todo el show no haya ningún músico en escena. La música es un ingrediente importante, sí. Se baila como Britney en el 2001, también. Pero el encuentro con Louta escapa a todo convencionalismo cuando él mismo pacta con su gente ser su propio instrumento y el único narrador de su cuento. Un mutante que es capaz de duplicarse, o convertirse en una burbuja gigante. Un ilusionista. Un chico maravilla.