Tal vez sos de los que escuchan que el Cosquín está cada vez más repetitivo, con bandas de siempre, que no innovan en listas, y que eso nos haga sentir que el rock argento por naturaleza se estancó.
¿Qué decir? Cosquín rock no solo es la experiencia del festival, es salir desde donde seas con los bolsos llenos, con la heladera repleta de comida y bebida, es olvidarte cosas en tu casa, etc.
Hay quienes, como yo, para los que este festival es super necesario. ¿Somos exigentes con lo que escuchamos? SI. ¿Siempre queremos ver lo mejor? Seguro que sí.
Despertarse, vivir en verde, escuchar los chispazos de la leña en la parrilla. En mi caso, como en el de muchos colegas, es diferente a los de los espectadores.
Uno va con la ilusión de hacer un trabajo completo, sacar LA foto, pero también va con todo el año transcurrido, a disfrutar captar momentos a la vera de las sierras cordobesas, aunque no las pisemos, las tenemos como un fondo muy presente, música y paisaje. Es una experiencia que uno debe hacer: andá, respirá, mirá lo que quieras, pero internalizá algo diferente.
En lo que concierne al festival, se sintió rara la eliminación del día lunes, pero a la vez toda la vorágine festivalera, se merece un descanso antes de volver a los micros.
La primera jornada, un día “barrial” con “Las Pastillas” como cierre, pero como destacados podemos nombrar:
- La explosión musical, pero en horario ATP, de Airbag y Massacre en el escenario Geiser.
- El aire a stoner y alternativo de tener a los Humo del Cairo, Banda de la Muerte, los Todo Aparenta y los Pez.
- En el escenario Reggae, el Ska se hizo presente con la orquesta de Tapones de Punta como para despabilar un festival que recién abría puertas, clásicos de The Specials con Roddy Radiation, el favorito de la gente, los Dancing Mood con Hugo Lobo y su tropa. Para el cierre, sobre este escenario vemos nuevamente a Los Pericos adueñarse del temático, luego de festejar sus largos años de vida en tres días en la edición pasada. En esta ocasión, con un invitado y amigo de la banda, como lo es Andrew Tosh, hijo de Peter, para tocar clásicos de su padre y Bob Marley. El cierre lo dio Don Carlos, previo a la desgracia con suerte, cerró la noche con todo su repertorio histórico.
- Como anunciamos previamente, el rock de barrios se adueñó del día 1 en el escenario principal, con Ojos Locos, Nagual para ratificar junto a Sueño de Pescado, que son las próximas bandas de estadio. Para destacar, SDP, en 2017, tocó en las afueras del festival, y aun así daba que hablar, este año se ganó su lugar.
- Las Pelotas y Ciro, dieron la sorpresa, de tocar en horarios aptos para todo público, con el atardecer tras ellos. Ciro, ante la sorpresa de todos, dio un set de casi dos horas, con un revival piojoso de hacer encuestas públicas para ver qué temas tocar.
- Creedence, obviamente sin Fogerty, le trajo aire a un festival que necesitaba algo internacional, puros clásicos, los cuales todos, en menor o mayor medida vivimos por generaciones previas.
- Skay demostró porque es el favorito absoluto del festival. Y el cierre de las Pastillas a toda fiesta, se vio empañado por el clásico del Cosquín, el diluvio.
El segundo día, lo podemos nombrar, salvo excepciones, como el cierre por parte de Los Gardelitos, el día Indie.
Los destacados del domingo fueron:
- Los ganadores del ultimo Abbey Road, Gruta, y lo mejor de su repertorio lisérgico, el nuevo proyecto de Fernando Ruiz Díaz, Vanthra, que está empezando a ganar rodaje y seguidores, la sangre piojosa de Chucky del Ipola, el momento del día por el show del Pity Fernandez y una de las bandas del momento de la movida indie, Banda de Turistas.
- La explosión del día se vivió sin lugar a dudas en el Quilmes Garage con shows, en los cuales no cabía ni un alfiler, Barco, Lo´Pibitos, Perras on the Beach, el rock teatral de Louta, el chill out por parte de los Indios y lo mejor del Hip Hop con los Militantes del Clímax.
- En el Escenario Heavy, vimos lo mejor del exponente argentino en cuanto a rock pesado, Knario y Plan 4 despabilando a los remolones de domingo, Sick Porky, lo mejor del repertorio stoner del Pato Larralde y Los Antiguos, el siempre vigente Viticus, Ácido Argentino y su homenaje a Hermética, Asspera y su rock bizarro, todo el power trio de Carajo y la banda abonada desde hace 13 años al Cosquín rock, hablamos de Horcas.
- El escenario principal nos dejó esta vez premios y retornos especiales: Estelares comenzó a calentar motores de un domingo frio post diluvio matinal, pop rock melódico para la familia, la premiación a El Mato por confirmar porque son la mejor banda indie de la escena nacional, Los Espíritus quienes transitan el camino a ser otra de las próximas bandas a llenar estadios.
- La nota del día la dio Residente, histriónico, animador de masas, referente y tal vez revolucionario, un rock combativo es la apuesta del puertoriqueño, que mecha canciones de Calle 13 y de su disco solista, un fuerte condimento para el horario familiar.
- La Vela Puerca, un asiduo visitante a las sierras cordobesas, con el clásico movimiento de masas (y micros) de todos partes de Argentina y Uruguay.
- La vuelta de Los Ratones Paranoicos se cimentó en el Cosquín, la banda de Juanse y compañía se sintió rejuvenecida y con pilas para girar un largo rato.
- Los californianos de The Offspring con todos los clásicos de lo mejor del skate-rock, aunque avejentados, sin embargo el público pudo poguear y hacer mosh.
- El cierre lo dieron Guasones, que sigue presentando “Hasta el Final” su último disco, y Los Gardelitos, en lo que fue sin lugar a dudas una fiesta a la altura del festival.
El lunes fue un día de descanso, de sol, que fue poco en este fin de semana, de regreso para otros, y por lo menos para mí de ver en perspectiva lo que pasó, así como todo el año pasado. Nos vemos el que viene, y espero que sea siempre mucho mejor.