Es sábado en Buenos Aires, la noche está fresca y los fanáticos se amuchan lo más cerca posible del escenario. Después de un tiempo considerable de espera y ansiedad, irrumpe 30 Seconds to Mars, banda liderada por Jared Leto y su hermano.
Abren con la canción “Monolith”, un tema instrumental que dura poco pero genera un subidón muy fuerte en pocos segundos gracias a la mezcla de voces, percusión y cuerdas y a la potencia de su beat. Luego de esa intro, Jared se impone: “¡Ey!, sí, a la gente de la platea, bajen acá con nosotros” invitando así a una parte importante del público a unirse al resto. Todos se paran y se acercan al borde del límite entre platea y campo (separado por varios metros de altura), pero al principio no los dejan bajar. Parecía un pedido imposible y la platea se desestabiliza: “No nos dejan”, gritan algunos. Pasan los minutos, la banda sigue en silencio hasta que finalmente se abren las puertas y la masa de fans corretea para unirse al campo y tararear allí las canciones que tocará la banda. Una vez unido el público, el show empieza por segunda vez.
Es así que 30 Seconds to Mars, en su gira Monolith, viene a presentar su último disco “America”. El setlist está cargado de canciones poderosas y su líder Jared Leto se mueve del escenario de aquí para allá, inquieto y apasionado. Está vestido con una bata, atuendo que hace mucho sentido, ya que se mueve por el escenario como si estuviese en su propia casa. Corretea, y con la canción “This is war” salen globos de todos los colores proponiendo una guerra más luminosa que busca reinventarse, como sugiere la letra. Sigue con “Up in the air”, “Kings and Queens” y el público acompaña coreando con fuerza todas las canciones. Los últimos temas serán “Walk on water”, uno de los hits de sú último disco y “Closer to the edge”, la canción del disco “War” de 2009. Y así se despiden de la Argentina, con un show en donde Jared desplegó todas sus dotes de showman y sus canciones sacudieron al estadio y a sus fans.